RUIDOS Y LIMPIEZAS
(publicada como Carta en Diario del Altoaragón
el viernes 25 de noviembre de 2005)
La ciudadanía oscense debería sentirse orgullosa de que su Ayuntamiento se haya dotado de una normativa sobre ruidos -y de hecho así nos sentimos cuando, en el 2001, nos la presentaron a bombo y platillo. Pero la realidad cotidiana nos ha hecho cambiar de parecer, ya que el Ayuntamiento no sólo no la hace cumplir, sino que la incumple.
Quien más quien menos se ha podido dar cuenta de que los coches y motos especialmente preparados para el estruendo siguen circulando a toda mecha y follón: la policía local no da tanto de sí como para apostarse en cada esquina de la ciudad y controlar la emisión de ruidos. Pero ni siquiera parece tener la intención de hacerlo: encerraditos en su bonito coche, con estupendos hilo musical y aire acondicionado, ¿cómo van a oír lo que sea? Y los coches siguen circulando a toda velocidad -con consecuencias fatales en ocasiones.
Por su parte, el Consistorio incumple su propia normativa en algunos de sus servicios que funcionan fuera del horario marcado por el artículo 11 de la Ordenanza. La limpieza de las calles, efectuada por esas ruidosas máquinas a partir de las 6,30 de la mañana, infringe escandalosamente la normativa, alterando el descanso que necesita la ciudadanía para el desempeño de cualquier actividad laboral.
Por otra parte, la recogida de basuras, que se realiza de noche, también infringe la Ordenanza. Artículo 63.2: "se prohíben las actividades de carga y descarga (...) entre las 23 y las 7 horas". El ruidoso camión de la basura descarga los contenedores de mi calle entre las 0,30 y la una, algo que sufrimos casi todos.
¿Por qué no cambiar de hábitos de una vez y equipararnos con ciudades del ámbito europeo, en las que el respeto al descanso es moneda de uso común? ¿Por qué no realizar estas ruidosas actividades en horarios cabales para no generar molestias que nadie desea para sí? Si ya lo hacen en ciudades en las que el tráfico es mayor, ¿por qué no adoptarlo en Huesca? La respuesta es clara: por inercia de nuestros gobernantes, por inmovilismo, por un sentido finalista de la política en la que se desestiman los medios empleados. Pero el procedimiento lo es casi todo en democracia.
Señoras y señores responsables de los servicios mencionados: hagan un favor a la ciudadanía; apliquen y hagan aplicar la normativa que tanto defienden. Contrólennos la velocidad de tránsito, la emisión de nuestros escapes; pero, sobre todo, den ejemplo en el cumplimiento de sus propias normas, para que no parezcan una falsa declaración de intenciones. En caso contrario pasará a ser papel mojado, como tantas promesas de este ayuntamiento que nos aseguró que iba a trabajar por todos y por todas.
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