jueves, 17 de abril de 2008

POEMA: Nostalgia de la Luz

Cuando ya a la caída
de lo oscuro volvemos
a la dramática inocencia
de no saber qué hacemos en el mundo.

F. Benítez Reyes


Oh, gran sol de agosto
que todo lo anegas con tu presencia,
descienda tu luz sobre nosotros.
Haz que la apariencia de las cosas
se transforme,
lima sus contornos,
dale al mundo este ambiente
de sauna espectral.
Déjanos bañar en la luz cenital
que todo lo devora
y sentirnos sujetos a su poder.
Que tanta intensidad y el calor
me empujen a retirarme;
y que en la siesta me aguarde
el cuerpo de axilas frescas y resbaladizas:
resucitar entre abrazos
a tu luz de atardecer.
Declinas y nos prodigas ese pelín de paz
de la hora baja,
oh gran sol,
mientras en el olivar
empieza a vibrar la vida troglodita.
Entras en el mar
como un alka-seltzer, a cámara lenta,
rojo analgésico de la tarde.
La noche llega y, de nuevo,
la angustia del cazador inactivo,
la angustia de las horas,
la intranquilidad del silencio,
las ondas hertzianas del mochuelo.
Pongo la manos sobre la pared de la casa
y aún te siento,
oh gran sol.
Ma tranquiliza saber
que mañana será otro día
alto, inmenso,
de catedral gótica
y órgano flamenco,
en el que mis oraciones
se elevarán
respetuosas
como globos sonda.

Nantes, 13/6/99 - 31/01/00

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