martes, 24 de julio de 2007

RÉPLICA A "LAMORA Y EL CARTEL LAURENTINO" de Alfredo Carrión. 24.07.07

Hola Curro,
He visitado y leído tu blog, muy interesante. He intentado escribir un comentario, pues sé la ilusión que hace que te respondan (yo no he tenido ningún blog, pero he sido un aguerrido y combativo forero en foros de ateísmo, apostasía, etc, ¡¡hasta llegué a ser moderador y asesor en apostasía...!!!), pero no ha habido manera de pillar una cuenta gmail, me he rendido. No obstante, te voy a hacer aquí el comentario, si te parece....
En primer lugar, tengo que decirte que no he visto el cartel (aunque algo me han comentado) y tampoco conozco al autor, (te preguntarás que puedo decir entoces). Tan sólo decirte que la posibilidad que apuntas como más probable me parece más en consonancia con una postura estética bastante pasada ya de moda.Me explico: creo que defiendes que el autor del cartel pretende un acto de denuncia, con una obra puramente formal, sin contenido programático. A mí me parece que ese tipo de postura, sería la defendida por T. Adorno (Tratado de Estética) y tan de moda en el arte de los años 50. La renuncia a toda comunicación por parte del arte y, por lo tanto, el antiarte. Adorno creía que el artista ya no podía crear belleza, debía renunciar a ella. El efecto Auschwitz (¿se escribe así?) no podía dejar a los artistas como si no hubiera pasado nada...., me refiero al efecto que produjo el conocimiento de que los nazis ponían música de Mozart en los campos de exterminio, mientras humeaban las chimeneas de sus hornos de barbarie y horror. Ante una sociedad alienante, en la que la obra de arte se cosificaba, pasaba a ser un bien de consumo para las masas (música en las ondas de radio, discos, láminas de Kandinsky en un motel hortera de de USA ....), el arte perdía su poder de denuncia social. Al artista honesto sólo le quedaba "no comunicar", debía renunciar a la expresión. Todo esto trajo, según tengo entendido, un arte puramente formalista (en música, que es lo mío, trajo las vanguardias serialistas de los años 50, Boulez, el primer Stockhausen, Berio....). Pero se pretendía la filigrana formalista, no la simplicidad de la que parece hacer gala el cartel que comentas. Al amparo de estas premisas que he citado antes -y que me parecen estar en consonancia con tus argumentaciones- aparecería un arte ininteligible, extravagante, árido, pura artesanía, filigrana, con un desprecio total y absoluto hacia el espectador (que no entiende -ni puede entender- la obra). No interesan los resultados, interesa más el proceso formal....
Además, sería una postura un poco pasada de moda. A mí, me sugiere más (te lo digo sin haber visto el cartel, tan sólo por lo que me han comentado y lo que tú dices) una apología a la simplicidad "new age", que más que a la expresión, renuncia a la pretensión, a la complejidad. Si carece de "programa", no es que quiera ser una denuncia o burla irónica, en una especie de "bonzo pintor" que se autoinmola expresivamente, quizá sea una obra sin pretensiones, fácilmente consumible por su asepsia ideológica y expresiva, arte de "logotipo", música de aeropuerto, chill-out, arte soft, muebles zen (hasta la filosofía zen se ha cosificado y se vende...). No sé, quizá me he liado...., hoy tenía ganas de hacerme una paja mental.
PD. ¿La cita de Goya es realmente así?, a mí me suena otra cosa (reconozco que la fuente no es muy fiable, se trata del monumento a Goya de la Plaza del horrible Pilar de Zaragoza)

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