HUBO UN TIEMPO en que me satisfacían las emisiones reflexivas de mi yo. En ese tiempo me bastaba con medrar en el desprecio de lo ajeno, para perpetuarme en mí mismo.
Hoy, ¿qué ha sido de la lucha febril contra la dependencia?, ¿qué ha sido del no cejar?; ¿qué ha sido de aquel vivaque lujoso y amplio, donde mi espíritu vagaba entre emanaciones líricas?
Hoy, el viento falaz de la felicidad ha derruido mis almenas.
Hoy, las promesas del amor me han arrastrado hasta tierrasanta: lugar donde la fe y la esperanza tratan con ignominia al infiel.
Renegar del instinto es peligroso; mas, ¿acaso no lo es construir su propio yo en la convención?
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3 comentarios:
"Hubo un tiempo...", acción acabada pero que diluye la acción en un pasado no concreto. "Emisiones reflexivas de mi yo", algo imperfecto pues no están los "otros". Preguntas retóricas: tanta emanación se esfuma como la vida (¡Uy, un poco más y tomamos un vino con Jorge Manrique). Instinto y convención, oposición que sigue sin dar respuesta.
Bienvenido al país de los yoes deshilachados.
Eres el mejor poeta que ha parido blogspot. En cuanto a la imagen de la promesa del amor, la fe... Supongo que das a entender que la FE LATIÓ. No hay amor anhormónico, no. Saludos. entrezenygen
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