El proyecto Gran Scala, presentado recientemente de forma espectacular, no nos entusiasma; nos preocupa. Nos preocupa por el modelo de desarrollo que supone y por la ligereza con la que el Gobierno Aragonés le ha brindado su apoyo, con el dinero de todos.
El proyecto prevé 32 casinos, 70 hoteles, 200 restaurantes, grandes lagos artificiales con orcas, delfines, hoteles y restaurantes subacuáticos, 5 parques temáticos, hipódromo, plaza de toros y, por supuesto, campos de golf, como base para desarrollar una futura ciudad de 100.000 habitantes que espera acoger 25 millones de visitantes al año…
La empresa promotora, I.L.D., prevé una inversión de 17.000 millones de Euros por parte de inversores internacionales que aún no se han presentado. Esta empresa proyecta comprar 20 millones de metros cuadrados de monte comunal en Monegros, con el compromiso de nuestras autoridades de recalificarlos a urbanizables, operación en la que estos promotores pueden esperar beneficios que multipliquen por mil su inversión. En todo caso, la DGA adelanta ya su compromiso de construir 150 kilómetros de autovía (entre 4 y 14 millones de Euros por km), una estación especial del AVE, inversiones en aeropuertos, infraestructura eléctrica y obras hidráulicas para garantizar veinte millones de m3 de agua al año. Nos están hablando en definitiva de un número indeterminado de miles de millones de Euros del dinero de todos, como base de un negocio basado en el juego.
Como modelo se nos ofrece la ciudad de Las Vegas en EEUU. Un ejemplo paradigmático de consumismo, ausencia de principios éticos, desvertebración social, urbanismo especulativo e insostenibilidad. El modelo que los grandes empresarios del juego, vinculados con lo que podría llamarse el lado oscuro de la economía norteamericana, negociaron con las autoridades del Estado de Nevada: leyes laxas, agua y energía baratas (a costa de ingentes inversiones públicas y verdaderos desastres ecológicos), bajos impuestos para el juego y permisividad a todo tipo de negocios colaterales, como la prostitución o el tráfico de drogas…
Nos preocupa la evidente y abrumadora oleada de contradicciones que este proyecto suscita respecto al principio de sostenibilidad que hoy decimos defender. La sostenibilidad no consiste en usar bombillas de bajo consumo, si el objetivo es inundar de luz decenas de kilómetros cuadrados de fachadas, salones y jardines (se estima que Aragón aumentaría su producción de CO2 en más del 15%). La sostenibilidad no equivale a usar duchas, grifos o WC ahorradores si lo que se pretende es extender decenas de miles de metros cuadrados de lagos artificiales, miles de hectáreas de césped, exóticos jardines y cientos de ostentosas fuentes en medio de la estepa monegrina.
Nos preocupa el modelo de desarrollo social y territorial que se nos propone, o que se nos impone, tan ajeno y contradictorio con el desarrollo rural por el que tanto se ha luchado, basado en promover nuestras capacidades productivas desde nuestros valores culturales, sociales y ambientales.
Nos preocupa y nos escandaliza que, tras años de conflicto hidráulico entre regantes y afectados por embalses, se acaben construyendo grandes presas para promover negocios de este estilo.
Nos preocupa el descrédito que proyectan sobre Aragón, quienes, habiendo usado los argumentos de la Nueva Cultura del Agua para luchar contra los Trasvases, promueven hoy un modelo de desarrollo, si cabe, más insostenible que el criticado en la costa mediterránea.
Nos preocupa la imagen de incoherencia que ofrece el Gobierno de Aragón al promover con análogo entusiasmo el proyecto de la EXPO, bajo el lema "agua y sostenibilidad", y el de Gran Scala, que bien podría ir presidido por la sentencia "todo vale".
Nos preocupa la degradación ética y política que subyace tras este modelo de desarrollo. Un modelo en el que manda el dinero de negocios, cuando menos de dudosa moralidad, y en el que los derechos ciudadanos, sociales y sindicales se diluyen, en nombre de un mal entendido progreso, como de hecho ha ocurrido y ocurre en Las Vegas.
Nos preocupa el modelo de sociedad y el mundo de valores y expectativas que este proyecto auspicia, así como las perspectivas de inseguridad ciudadana y delincuencia organizada que este tipo de negocios favorece.
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