martes, 20 de noviembre de 2007

Reflexión: BILINGÜISMO ESCOLAR EN ARAGÓN

foros de elpais.com, el 20.11.07
aragondigital.es el 26/11/07
Eva Almunia, consejera aragonesa de Educación y miembro de la Ejecutiva Federal Socialista, se ha empeñado en implantar secciones bilingües en los centros educativos aragoneses. Y digo que se ha empeñado porque se ha llevado a cabo manera peregrina y, sobre todo, ineficaz.
El asunto consiste en que los escolares aragoneses reciban formación de determinadas asignaturas en una lengua extranjera: conocimiento del medio, matemáticas y otras materias son impartidas en inglés, francés o alemán con la sanísima intención de que el alumnado se familiarice con el idioma elegido. El problema es que los medios puestos por la consejera no están a la altura del fin perseguido.
Los resultados de la voluntad de Almunia son conocidos de cualquier profesional de la enseñanza superior: los jóvenes provenientes de secciones bilingües llegan a la universidad con unos niveles operativos bajísimos en el idioma en cuestión –anormalmente bajos para quienes han pasado toda la secundaria recibiendo clases en ese idioma. ¿Cuál es el motivo?
Basándose en el Programa de Apoyo a la Enseñanza y el Aprendizaje de Lenguas Extranjeras (PALE), Almunia cree poder asegurar la competencia lingüística de los profesores mediante una formación de 200 horas en una Escuela Oficial de Idiomas o en un Centro de Profesores y Recursos. Doscientas horas que se reparten a razón de 100 horas de clases, 15 días de inmersión en un país extranjero y 50 horas de seminarios: insuficiente para llevar a nuestros enseñandos hacia el bilingüismo. Siendo insuficientemente competentes para la impartición en ese idioma, esos profesores sólo pueden crear insuficiencia en la competencia comunicativa de sus alumnos
Un programa tan ambicioso sólo puede llevarse a cabo con el concurso de profesionales especializados, no necesariamente nativos, que aseguren unas condiciones cercanas a las de la inmersión lingüística en el aula. Amén de una reducción importante en las ratios, que se conseguiría mediante una mayor inversión en personal. Pero no es así, porque antes que invertir en la estabilidad y formación del profesorado, Almunia ha decidido apostar por las costosísimas pizarras digitales y los iPods con que compra la voluntad de los electores.
¿Habremos de creer que a nuestros gobernantes les interesa más la proyección mediática de sus iniciativas que la eficacia de las mismas? Los numerosos profesionales de la enseñanza consultados por quien esto escribe opinan que sí. Pero eso poco parece importar a Almunia y a su valedor, Marcelino Iglesias, que creen vivir en el mundo feliz de Yupi. Seguirán depositando su confianza en quienes, procedentes de UGT, les asesoran de mala manera. Si es que cuando manda más la endogamia que el raciocinio, nos podemos dar por jodidos.

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