Asombran pero no sorprenden tanto el silencio del club montañero oscense como el posicionamiento de la Federación Aragonesa de Montañismo (FAM) sobre la unión de las estaciones de Astún y Formigal por Canal Roya.
Asombran porque van en sentido contrario a lo expresado al respecto por la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME) y por Montañeros de Aragón, que abogan por la conservación de Canal Roya-Anayet mediante la creación de una figura de protección.
Asombra la FAM asimismo por el contenido de su comunicado, que rezuma resentimiento, antiecologismo básico, deseo de confrontación pueblos-ciudades y, asimismo, deja claros sus principios: la “defensa de nuestros derechos como deportistas, defendiendo un acceso libre y responsable al medio natural”. Lo único que parece preocuparles, pues, es poder practicar sus actividades sin cortapisas (basado en un pretendido “derecho a disfrutar de la naturaleza recogido en la Constitución”, aunque el artº45.1 de la Carta Magna no dice eso) y sin tener que considerar el posible daño ambiental que produzcan -como esos trails masivos que pisotean los lugares más sensibles de nuestras montañas.
Asombra también que ese pobre e insólito comunicado provenga de una entidad que en su web presume de perfil conservacionista, cifrado en su “rechazo a la estación de esquí en la Canal de Izas, solicitando una figura de protección para los valles de Canal Roya, Canal de Izas y Macizo de Anayet” en1998, y, en 2005-2006, participando en la “Campaña “Parque Natural del Anayet ¡Ya!”.
Y ahora se posicionan a favor de la unión de estaciones por Canal Roya a pesar de que “no tenemos los detalles del proyecto” y porque “confiamos plenamente en que el proyecto tendrá que someterse a todos los controles medioambientales”. Afirmación que raya en el cinismo cuando las ciudadanías aragonesa y española nos hemos familiarizado tiempo ha con obras sometidas “a todos los controles medioambientales” que posteriormente algún juez o jueza valiente ha obligado a derribar por no respetar la normativa ambiental.
No obstante, el posicionamiento de la FAM y el silencio de Peña Guara no sorprenden, tal es su acostumbrada sumisión a los dictados de quien ejerce hoy día el poder político y sirve a su vez al económico. Son conocidas las conexiones de esas dos agrupaciones deportivas con el PSOE, con algunos afiliados de renombre dentro de los organigramas montañeros; con el GA y la DPH, quienes sufragan generosamente la construcción y mantenimiento de refugios y colocan a sus dirigentes en los patronatos de los Espacios Naturales; con las empresas públicas Aramón y Prames, en la que Modesto Pascau (cabeza de sostenibilidad, medio ambiente y naturaleza de la FAM) y Manuel Bara (presidente de Peña Guara) se reparten responsabilidades.
Las redes sociales participadas por gentes aficionadas a la montaña saludaron con optimismo los comunicados de FEDME y Montañeros de Aragón, preguntándose al mismo tiempo, inquietas, cuál sería la reacción de FAM y Peña Guara. El estupor ha sido generalizado al conocer la respuesta ante el creciente clamor social. Pero créanme si les digo que muchas de ellas no esperaban más de estas dos organizaciones que, como marca la sumisión feudal, besan las manos que les dan de comer.
Sin embargo, es estimulante el número creciente de montañeros y montañeras que muestran una sensibilidad distinta, alejada de los tejemanejes de las direcciones de esos clubes y contraria al destrozo de la montaña aragonesa por unos intereses económicos aparentemente imparables.
(Enviado a algunos medios: ninguno lo publicó.)
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